En Los Angeles la gente está muy contenta. Aunque a veces no es que están contentos; es que algo han fumado. Que, por qué no, también me vale como forma de alegría. Lo que pasa es que las drogas ya se sabe que no le sientan a todo el mundo igual. Por eso en Los Angeles la gente está también jodida de la cabeza.
California es un lugar en el que en enero es verano. Sin serlo.
En Beverly Hills hay mujeres con los labios operados y hombres con mucha gomina. Y luego están las celebrities, dicen; supongo que en las tiendas en las que no me dejan entrar con la mochila.
Santa Monica es las vacaciones. Pero Venice tiene todos los colores y olores. Y perros.
A Pasadena me iría a jubilarme si fuera una señora angelina cansada del jaleo.
Hollywood es el barrio. Sin serlo.
Y creo que he estado un poco en México.